EISOPTROFOBIA
XI NOCHE DEL TERROR DE SAN NICOLÁS DEL PUERTO
No,
No.... Otra vez, no.....Estoy encharcada en sudor, fría y
maldiciendo el peor momento del día.... Todas las noches me duermo
deseando no despertar, pero... aquí estoy, apagando el despertador,
aterrada por lo que me espera... Me levanto de la cama nerviosa, con
el corazón latiendo rápido, frenético, temeroso de horrores jamás imaginados,
y me acerco al baño. Ojalá pudiera... Ojalá me atreviera... Algún
día me armaré de valor... Algún día lo haré.... Algún día.....
Romperé esa imagen que se refleja en este dichoso espejo...
No,
no soy yo, ese reflejo no puedo ser yo.... Esa mirada es oscura,
siniestra, terrorífica... Recuerdo, que la primera vez que descubrí
esa mirada, salí corriendo del baño y, desde entonces, el terror ha
ido creciendo cada día....
Hoy
no es un día diferente, mi miedo continua, crece... entro en el
baño, miro de reojo el espejo, mientras me concentro en cada uno de
mis movimientos. Cuando cojo el peine y miro mi reflejo, observo algo
raro, algo que me obliga a mirar fijamente mis ojos, o... sus
ojos.... quiero pestañear, no puedo, estoy petrificada.... de
pronto, veo en el reflejo como mi mano asciende queriendo tocar esa
superficie fría, cristalina... y al rozarla, ésta no es rígida, ni
fría, mas bien es como una cascada de agua, la cual puedo.....
ATRAVESAR....
¿Dónde
estoy? ¿Qué ha pasado? Suena una música lenta, cadenciosa... y mis
ojos comienzan a aclimatarse a la tenue luz, estoy en una pequeña
habitación, el suelo, las paredes y el techo parecen un tablero de
ajedrez... Dámacos por todos lados, mi cabeza da vueltas, mareada,
creo que voy a desmayarme....
Noto
como si mis ojos me quemarán. Mi mirada, no creo que sea mi
mirada... noto mis ojos oscuros, siniestros, terroríficos... Son los
que veía cada mañana en el espejo...
Me
pongo en píe, voy a explorar este lugar; me siento ligera, grácil,
como si fuera una marioneta o un... personaje de cuento. Salgo de
esta pequeña habitación, las tinieblas lo inundan todo, está
oscuro pero no lo suficiente para saber que me encuentro en un
bosque, ...
Todo
lo que hay a mi alrededor me resulta muy familiar y, entonces,
recuerdo aquellos cuentos infantiles que me contaba mi madre antes de
dormir, que me quitaban el sueño y cuando lo recuperaba tenía
pesadillas... Me
veía en un bosque,
en este bosque,
y al fondo una luz proveniente de una pequeña casita,
de aquella casita, con
un tiro de chimenea, la cual debía estar encendida, porque
expulsaba,
y expulsa,
un fino hilo de humo... Agudizo
el oído ¿Qué suena? Me dejo guiar por ese ruido, que proviene de
dentro de la casita, veo una pequeña ventana, me asomo, el
espectáculo es dantesco... Veo a dos críos, devorando a una mujer;
creo que me han visto, sí, me sonríen y me invitan a pasar, ¿Qué
hago? Mi nerviosismo aumenta... Sí, voy a entrar. Dentro de la
pequeña casa, sobre la mesa hay una mujer mayor, ensangrentada, este
era el festín de los dos niños y, ahora, me miran y me ofrecen que
coma.... ¿Qué? No sé lo que me sorprende más, si su ofrecimiento
o la necesidad que me invade de comer, no.... de devorar.... Y me
acerco para comer esa carne ensangrentada, rancia, pero que calma mi
ansiedad...
No
puedo creerlo... Salgo corriendo, con el cuchillo, que he cortado las
entrañas de esa mujer, en las manos, con unas energías renovadas y
con mi cabeza dando vueltas como un tiovivo, parece como si tuviera
un parque de atracciones en mi interior... Corro, corro, ¿Hacía
dónde? El camino se estrecha cada vez más y un aullido me
sobresalta, no sé si esconderme, pero dónde, sólo hay árboles y
el río... El aullido cada vez está más cerca y una voz me llama,
me hipnotiza.... “acércate,
pequeña...., acércate” estoy
asustada por los aullidos y le hago caso, temblorosa me acerco.
No,
otra vez, no....La ansiedad me mata... Cojo el cuchillo lo elevo en
el aire y con un limpio corte saco el corazón de la abuelita que me
quería ayudar, así en silencio lo devoro, escuchando los aullidos
de fondo.... Alguien grita, un hombre con un hacha en la mano nos
mira, entonces, corre hacia donde estamos, abandonando su arma en el
suelo, supongo que para aligerar su peso y correr más rápido para
ayudar a la abuelita; yo, salgo corriendo intentando escapar del
leñador y, sin saber como, estoy junto al hacha que ha soltado un
momento antes, la cojo y escapo de este lugar.
Continuo
por el camino algo más tranquila, analizando lo que me está
pasando, cuando unas risas me sacan de mis pensamientos.... ¿Quién
se esté riendo? Poco a poco me acerco a un claro del bosque, donde
hay unas pequeñas luces, hay un grupo de personas que festejan algo,
no sé muy bien el qué.... Me acerco a preguntar y, uno de ellos me
mira con indiferencia, ese... ese del sombrero extraño.... Esa
mirada no me ha gustado nada, ¿Quién te crees que eres? Y con ese
sentimiento de rabia, me acerco primero al del sombrero y con el
hacha en las manos le corto la cabeza para que no tenga con que sujetarse ese estúpido sombrero. Todos los demás me miran
extrañados, sin moverse y yo comienzo a matarlos uno a uno....
Ensangrentada
y con la adrenalina corriendo por todo mi cuerpo, sigo avanzando por
el camino, que no tengo ni idea de donde me llevará.... me pongo
nerviosa, alguien me observa, escucho cascos de caballos detrás de
mí, cada vez más cerca, cada vez más, ¿me paro?, ¿me escondo? Sí
voy a esconderme detrás de aquel matorral y, al llegar al que yo
creí mi mejor escondite, veo cabezas, cabezas que me observan con
ojos ensangrentados, cabezas por todos lados y pasan delante de mí
jinetes con sus caballos, pero... sin sus cabezas....
Cuando
pasan corro, asustada y observo un castillo, creo que voy a entrar no
puedo más estoy exhausta... Llamo a la puerta y se abre, no hay
nadie, cuadros a un lado y a otro me observan, se me eriza el vello y
cruzo ese pasillo.
A
un lado una puerta esta abierta, una rendija de luz sale del
interior. Miro, pero no hay nadie, y lo veo.... o No... grandísimo,
ocupando toda una pared, el espejo de mayor tamaño que he visto
nunca, mi miedo está presente, esta fobia que me domina, ¿Cómo me
dijeron que se llamaba? A sí “EISOPTROFOBIA” .....
Abro
la puerto y entro con la cabeza agachada para no ver mi reflejo en
ese maldito espejo, pero al final algo hace que suba la cabeza que me
acerque a él, un torbellino me empuja, me acerca y grito, grito,
grito.........
No....
Otra vez, no..... Estoy encharcada en sudor, fría y maldiciendo el
peor momento del día.... Todas las noches me duermo deseando no
despertar, pero... aquí estoy, apagando el despertador, aterrada por
lo que me espera...
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